28.11.06

Nacer. Morir. Levantarnos de la tumba y seguir.

I
Mirá que cuando te vi,
que cuando te besé,
que cuando te amé,
no te amé
por lo que eras entonces:
una niña con cabellos de sal
y ojos tan bellos pero
¡ay! también enjutos,
también vacíos de mí.

Te hice unos labios nuevos,
te dibujé una boca,
te esculpí una cintura,
y cuando creí que eras perfecta
para nacer de mis besos,
me rechazaste.

II
Sí, me vaciaste los ojos,
me mordiste el hígado,
te divertiste bailando por mi cuello.
Reías con carcajadas sordas.

Pero vos no eras el problema,
era yo.
Me tuviste que enseñar a amar.
Me borraste la frente,
cincelaste unas manos frescas
de la tosquedad del silencio y la costumbre.
Recogiste mis lágrimas
para beberlas en la noche.

III
Entonces nos embargó un silencio hosco.
No sabíamos si seguir.
Habíamos nacido de los ojos del otro,
del vientre de nuestros ritos,
y sabíamos que sufriríamos mucho
y que amaríamos más,
y nos dio miedo.

IV
Elegimos seguir.
Nacer.
Amar cada momento.
Morir.
Levantarnos de la tumba y seguir.

Siempre seguir.

Otra propuesta

Dejemos de considerar la razón como motor de la acción humana, pero no usemos la irracionalidad como excusa para ser ignorantes. Concibamos el presente como todo lo que hay, pero no deleguemos nuestros errores en el pasado ni seamos inconsecuentes gracias al consuelo de un futuro inexistente. Deleitémonos con el absurdo; creamos en la trascendencia de nada más que lo bello y lo noble (aunque nada lo sea por mucho tiempo); ríamonos de Dios, de su ubicuidad y de su ausencia. Finalmente, y como decían los surrealistas, seamos realistas: soñemos con lo imposible.

Nota: El cuadro es Untitled (You are not yourself) de Barbara Kruger.

Piense TLC

La consigna No TLC se ha convertido en un slogan vacío; se dice pero no se piensa. La reiteración ha agotado su sentido. Quedan las palabras, pero la significación real, las implicaciones políticas, la lucha ideológica, la resistencia foucaultiana que yace en su centro, ¿aún sobreviven? Lo mismo es válido para el Sí TLC, aunque—y por razones obvias—tal proclama raramente se escucha en el ámbito académico. Propongo entonces una nueva frase emblemática y muchísimo más profunda: Piense TLC. Lamentablemente, dudo que se haga popular; sería la muerte de los dirigentes con aires mesiánicos, de ambos bandos.

Duda

Una pregunta me ha estado dando vueltas en la cabeza. Si Jesús hubiera dicho que era más popular que los Beatles, ¿alguien lo hubiera asesinado?