
Sabemos ya que los mitos y las historias
solo las podemos revivir con signos
ficticios e inexactos.
mientras te desnudo, mientras tus manos arden,
tu boca gime, el mundo se detiene,
el invierno de tu cuerpo se confunde en su goce
inesperado y extrañamente anhelado desde siempre.)
Las palabras están muertas.
Hablemos entonces en la lengua olvidada del universo.
Revivamos al instinto.
Démosle aguas nuevas al beso.
Olvidemos las formas del hombre.
Te juro, mujer, que seremos inmortales.